miércoles, 27 de mayo de 2015

RINCONES DE LA COSTA DORADA: TAMARIT

Cuando llega el verano son muchos los fines de semana y días libres en los que nos apetece disfrutar del sol y el mar. Tengo la suerte que a poco más de una hora de casa en coche puedo disfrutar de estos placeres. Hacia el norte la Costa Brava y hacia el sur la Costa Dorada. En cada una de ellas tengo lugares en los que me perdería días enteros. 


En el caso de la Costa Dorada hay un pueblo que me fascina: Tamarit. Lo descubrimos casi de casualidad, había sentido hablar de él pero nunca me había decidido a ir. Así que en uno de esos días de sol nos aventuramos y la verdad es que me dejó boquiabierta con sus paisajes.
  
Está a tan solo ochenta kilómetros de Barcelona y diez de Tarragona, y a mi percepción, uno de los pueblos más bonitos de la Costa Dorada y con muchos lugares para descubrir.

 
No es exagerado decir que la postal que conforman el Castillo de Tamarit, la cuenca del río Gaiá y la pequeña playa que se abre a sus pies son una de las imágenes más conocidas y hermosas de la Costa Dorada. Este castillo se remonta la siglo XI y parece emerger del mismo mar. Este castillo es uno más de los cuarenta castillos y torres que repartidos por la zona se encargaban de mantener las costas y el interior a salvo de los ataques de todo aquel que deseaba hacerse con las riquezas y las tierras de los señores catalanes. Hoy en día es un lugar de celebración de bodas y otros eventos, y forma parte de una propiedad privada.

 
Pero no solo es el castillo de lo que puede presumir Tamarit, sino también de sus playas como: Cala Tamarit (de aguas cristalinas y tranquilas), la playa Mora o la famosa playa Waikiki (un lugar idóneo donde encontrar áreas de arcilla exfoliante). 

 
El gran atractivo de estas playas son las vistas del Castillo de Tamarit, que se pueden disfrutar desde la orilla del mar así como la tranquilidad que ofrecen.
 
Por Tamarit también discurre el camino de Ronda, un camino para hacer senderismo entre bosque, acantilados y playas des de Tarragona a Altafulla. Este sendero bordea parte de la costa Costa Dorada y se adentrar en el bosque mediterráneo ofreciendo unas vistas del mar y del interior inigualables.

Fue así, aventurándonos en una parte del camino que descubrimos esta pequeña cala rocosa, de aguas cristalinas e incluso en pleno verano un lugar idóneo para disfrutar de la tranquilidad. El acceso no es muy complicado, lo complicado está en encontrarlo. Pero una vez encontrado se puede disfrutar de estas vistas y de la compañía exclusiva y privada del sol y el mar: 
 
 







Son muchos los fines de semana que nos dejamos cubrir por el sol y sus aguas. La tranquilidad me fascina y pocos lugares como este me hacen conectar tanto conmigo misma y el mar.

 


With love,
Lovelydaysby

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