martes, 7 de abril de 2015

LISBOA, CIUDAD PARA LA MELANCOLÍA

Lisboa es una de esas ciudades que te dejan sin habla. En ella se respira un ambiente mágico, entre melancolía y modernidad. Cada rincón esconde algo bello y especial por descubrir. Es una de las capitales más renombradas y es ideal  para hacer una escapada. Lisboa posee rincones y monumentos muy importantes y dignos de visitar. Pero destacaría algunos que aunque visitemos esta ciudad en una escapada y con poco tiempo sin duda son de parada obligatoria.
 
 
 La Torre de Belém. Es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO y uno de los símbolos de la ciudad y una de las postales más reconocibles de Lisboa. Esta torre da nombre al barrio de Santa María de Belém es una referencia arquitectónica del estilo manuelino con influencias orientales e islámicas.
Su torre medieval, se eleva por encima del baluarte, y en ambas partes se distinguen las garitas de vigilancia de estilo mozárabe. Las almenas también son un elementos arquitectónicos típicos de la arquitectura militar medieval y todos ellos que confieren a la Torre de Belém un aspecto de castillo de cuento.
Es parada obligatoria si se visita Lisboa y tanto se puede admirar su belleza por fuera como por dentro.
 
 
 
A poca distancia de la Torre de Belem encontramos el Monasterio de los Jerónimos. Es uno de los monumentos más importantes de la capital, no solo porque en él descansan los restos mortales de hombres ilustres como; Vasco de Gama, Luís de Camões y Fernando Pessoa sino porque en él hay uno de los claustros de más belleza arquitectónica, tanto por sus dimensiones como por perfección de Europa.
 

 
Hablar de Lisboa es hablar de la ciudad de los miradores: Mirador de Graça, Mirador de Penha de França, Mirador da Senhora do Monte, Mirador de Santa Catarina, Mirador de Santa Lucia, Mirador del Castillo de Lisboa...
Pero uno de los más bonitos el Mirador de São Pedro de Alcántara. Localizado en el Barrio Alto de Lisboa que ofrece una panorámica inigualable de parte de la ciudad, sobre el río Tajo.
Al frente, destaca en las alturas el Castillo de San Jorge y el Barrio de Alfama, de estrechas callejuelas con entramado musulmán y uno de los más auténticos de Lisboa. También se obtienen unas maravillosas vistas de otro barrio La Baixa que destaca por su racionalismo ilustrado.



Lisboa es la ciudad de las colinas y uno de los trasportes más utilizados, sobretodo por los turistas son los elevadores.
Especialmente llamativo es el Elevador de Santa Justa, que, a pesar de su aspecto monumental, es en realidad un medio de transporte que comunica la parte alta con la parte baja de la ciudad, el Barrio Alto y La Baixa. Al margen de su funcionalidad, el Elevador de Santa Justa es además una importante atracción turística, debido a sus 45 metros de altura, que hacen de su cúspide un mirador más desde el que contemplar unas asombrosas vistas de La Baixa.

 
Muy diferente en cuanto a los numerosos lugares o edificios de interés patrimonial que posee Lisboa es el Parque de las Naciones, lugar donde se celebró la Exposición Mundial del 1998 y ofrece una imagen de modernidad y desarrollo difícil de percibir en cualquier otro lugar.
El Parque de las Naciones se extiende a lo largo de 5 kilómetros, junto a la ribera del Tajo. En él destacan el Pabellón Atlántico y el Oceanario, así como las cúpulas de la estación de Oriente, de Santiago Calatrava. Un teleférico hace posible contemplar la zona desde el aire, que posee bellas zonas ajardinadas y donde destaca una amplia avenida en la que se extienden, en hilera, las banderas de los países participantes en la Expo.


Al recorrer las calles de Lisboa se comprende porque esta ciudad evoca una aura de nostalgia y a la vez de mágica. Perderse por sus calles laberínticas y adoquinadas dejan sin habla a cualquiera que la visite.



With love,
Lovelydaysby


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