domingo, 8 de febrero de 2015

PARIS, MON AMOUR. UNE HISTOIRE D'AMOUR

Poetas, artistas, dramaturgos, escritores, periodistas, hombres de Estado... todos tienen escrito algo al respecto. Todos vinieron a París y cayeron enamorados.

Es difícil no enamorarse de París. Es un lugar mágico, y pude ver por qué tantas personas se reúnen aquí. París rebosa cultura, sofisticación y estilo. Y, al igual que millones de personas antes de mí, yo también me enamoré de la ciudad.

He estado dos veces en Paris, una para estudiar y otra por amor. El mejor recuerdo de la ciudad lo tengo de la segunda visita porque fue cuando la pude visitar con calma y con la mejor compañía: mi futuro marido. 

Era ya de noche cuando llegamos, y yo sólo había estado en París una vez antes, como para decir que me la conocía y sabría llegar a nuestro hotel en el bello barrio de Montmartre, pero si, me ubiqué bien y tardamos bien poco en llegar desde el aeropuerto hasta el hotel. 
 
Teníamos por delante 3 días para ver la ciudad con calma, ver los grandes monumentos, caminar, disfrutar de la mutua compañía y de las sorpresas. Pero 3 días no hacen justicia a esta ciudad.

Una de las primeras cosas que me llamaron la atención sobre París cuando la visité por segunda vez y pude contemplar todo mejor era lo amplia que es. París está llena de calles anchas, un montón de pequeñas plazas y grandes parques. En las ciudades europeas, especialmente las tan antiguas como París, rara vez encontrarás tal apertura. Por lo general sólo en las zonas de nueva construcción. Los viejos edificios fueron construidos generalmente muy juntos, y cualquier viaje a Londres, Barcelona, Roma o Praga ha veces te preguntarás cómo la gente se movía. Pero París es diferente. El espacio hace que tengas la sensación de menos estrés y de un ambiente más relajado. Se puede caminar, te puedes mover y puedes esquivar ese coche con tranquilidad.

Con el escaso tiempo aquí, decidimos visitar los sitios más emblemáticos. Caminamos hasta el Louvre y me maravillé de su tamaño, preguntándome si Dan Brown lo usaría de nuevo en sus libros. En mi primer viaje si que entré en el Louvre y me pasé casi un día caminando por sus galerías ( tenia tiempo ) pero en este viaje no entramos, merece más tiempo de lo que podía dar en este viaje. Fuimos al Arco del Triunfo y a dar un agradable paseo por los Campos Elíseos. Los Campos Elíseos siempre están llenos de gente, turistas y tiendas caras, sin embargo, es ideal pasearse.  

Los mejores momentos del viaje vinieron en mi segundo día. Pasamos horas paseando por las calles de París, enamorándonos de ella más y más. La ciudad es preciosa. Estúpidamente hermoso. Nada más se puede decir, y voy a dejar que cada foto hable por si sola. 

Me gustó el Barrio Latino. Esta zona histórica está llena de pequeñas y sinuosas calles que se convierten en ángulos extraños para abrir en pequeñas plazas repletas de cafés. A pesar de estar tan cerca de Notre Dame, había pocos turistas deambulando, llovía. 
 
Otro gran lugar fue el Jardín de Luxemburgo. Este enorme jardín detrás del Palacio de Luxemburgo. Sendas arboladas en zigzag que conecta los parques para hacer un picnic o una siesta. El parque está lleno de gente que se relaja y se queda aquí para hacer un picnic. Una cosa que me sorprendió sobre los jardines era la gran cantidad de sillas. De hecho, la mayoría de los parques de París tenían sillas. Las sillas que no están atadas  por abajo, porque nadie se las llevará. Simplemente están ahí.

 ¿Y cómo podría olvidar los dos mayores monumentos: la Torre Eiffel y Notre Dame.

La Torre Eiffel no era tan impresionante la primera vez que lo vi. Estaba lloviendo, y la torre parecía mezclarse en las nubes gris por encima. Sí, era fresco, pero no era impresionante. Entonces la vi por segunda vez. En un día azul claro, la torre sobresalía en el cielo, llegando por encima de los edificios circundantes. Caminando hacia ella,  viendo como se elevaba sobre el Sena a cada paso me enamoraba más,  era impresionante. Sin embargo, des de arriba, ¡qué vista! La Torre Eiffel es fascinante. Es el símbolo de la ciudad del amor y si, es la ciudad de nuestro amor.

Notre Dame estaba más limpia de lo que pensé que sería. Yo esperaba una estructura sombría dado que la arquitectura gótica suele dar una sensación aún más oscura y mística. Lamentablemente, parece que el edificio ha sido reconstruido varias veces en los últimos años. Creo que queda lejos de la historia y la premonición de sus orígenes. C'est la vie, ¿verdad? El interior pero,  el frente me recordó a los duomos en Italia. La verdadera belleza de Notre Dame es su parte trasera ovalada Esta parte es impresionante, y el arte gótico aquí es donde mejor se conserva. La desventaja de Notre Dame es el mar de turistas que se agolpan en este lugar cada día. Pero fue agradable.
 
El último día, nos lo dedicamos a pasear por las Galerías Lafayette, rebosa lujo en todos los sentidos. Y pasear tranquilamente por el barrio donde teníamos el hotel, Montmartre. Me enamore de todas sus calles, sus subidas, sus casas y sus artistas! Porque es eso, el barrio de los artistas.
 
Y llegó la última noche, de sorpresa, él se encapricho de ver la Torre Eiffel de noche. Y porque no, las luces siempre hacen ver los monumentos de forma diferente. Y si, la ví de forma diferente. Allí, fue donde se forjó una promesa de que un día él se me prometería. 
 
Sin duda, una promesa de amor en una ciudad que rebosa amor.

 



 

 
 



 





 

 
 
 
París es increíble. Me encantó todo y volvería otra vez tan pronto como me sea posible. Es todo lo que pensé que sería y más.
 
With love,
Lovelydaysby
 

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